INCLUSIÓN EDUCATIVA DE LOS ALUMNOS CON TEA
13:24 |
Publicado por
Rosario Risso |
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Quienes
han estudiado la discapacidad y más
específicamente quienes han centrado su objeto de estudio en los alumnos con
TEA coinciden en que las estrategias de intervención educativa no deben estar
centradas en el déficit sino partir de
las condiciones particulares del alumno y de sus potencialidades.
Desde
esta perspectiva, los entornos en los que se sitúan las personas con TEA deben
ser ricos en estímulos y que puedan prestar ayuda y apoyo en forma natural.
Es
por ello necesario que las personas que se ocupan de facilitar su desarrollo y
de realizar intervenciones pedagógicas tengan un alto grado de expectativas con
respecto a sus posibilidades. En este aspecto se incluye tanto el entorno
familiar como el escolar.
Los
objetivos prioritarios deberían ser:
- El
máximo nivel posible de desarrollo de sus potencialidades.
- El
máximo nivel de autonomía.
Alcanzar
estos objetivos, requiere de una evaluación diagnóstica que permita conocer en
profundidad las características
particulares de cada alumno, el nivel de desarrollo alcanzado y las
estrategias educativas empleadas
hasta el momento.
En
el caso concreto de los alumnos con TEA, el espiral de fracasos proviene muchas
veces del propio sistema educativo, que al no encontrar respuestas acordes tiende a marginar, lo que afecta el
desarrollo y el futuro del alumno.
El
desconocimiento de las características de estos trastornos, la falta de
apoyo y orientación , determinan que
muchas veces la solución sea la expulsión del alumno del sistema educativo
o que las propuestas educativas
carezcan de una fundamentación y
análisis que permita el avance del alumno.
Es
así que observando las estrategias educativas empleadas hasta el momento de la
intervención se observan diversas modalidades y actitudes de cuerpo docente:
Negativa.
Ante el desconocimiento, frente a las actitudes incomprensibles del alumno, se
lo etiqueta y se procura rápidamente la salida del sistema bajo el lema que no
han sido preparados para la atención a la diversidad y es necesario pensar en
el alumno en particular y en resto del
alumnado.
Bien
intencionada: Se acepta el desafío, sin conocer en profundidad las
características del trastorno y se apunta a la contención con el objetivo de
satisfacer la necesidad de los padres y del propio alumno de interactuar en
otros ámbitos fuera del familiar. Las propuestas educativas intentan
llenar espacios vacíos sin una profunda reflexión sobre las necesidades
reales del alumno.
“La
ilusión de homogeneidad queda eclipsada por la propia vida en las aulas, las
dificultades de convivencia, los problemas para enseñar, los problemas para
aprender, los recorridos tan diferentes de los alumnos en el proceso educativo”
(Valdez ,Daniel 2011)
La
heterogeneidad de los alumnos con TEA
relacionada con el desarrollo subjetivo
requiere de una propuesta educativa ajustada para cada alumno. Es tal la
diversidad de presentaciones que desafía en forma permanente la capacidad y la
creatividad del maestro.
Se
parte de la premisa que para conocer y
comprender la individual forma de ser , por los distintos niveles de alteración
cualitativa en el espectro autista, se requiere de un enfoque
interdisciplinario y un trabajo conjunto
de todos los profesionales que intervienen en el proceso , incluida la familia.
“Hemos
de dialogar con cada uno de los participantes
y coordinar las tareas a emprender con el fin de realizar propuestas
consistentes, sistemáticas, funcionales, adaptables a diversos contextos. Con
objetivos compartidos y ajustados a las necesidades educativas de cada alumno”
(Valdez, Daniel 2011)
Concretar
este objetivo se torna difícil en
algunos casos, ya que las prestaciones corresponden a diversos
organismos, muchas veces públicos y
privados lo que impide que las acciones conjuntas se concreten.
Sigue
siendo necesario contar con equipos interdisciplinarios en las instituciones
educativas y contar docentes, que desde
educación especial, colaboren con la inclusión de los alumnos.
Con
las dificultades señaladas, este es el enfoque
que se comienza a observar en los últimos años en la medida que se ha investigado más sobre
las características del alumnado con TEA, mejorando considerablemente las
intervenciones educativas.
Escolarizar a los alumnos
con TEA
El
espectro autista es muy amplio. Desde alumnos que pueden seguir el curso, que
leen y escriben , pueden resolver situaciones problemáticas, a otros, con
ausencia de lenguaje, con otros trastornos asociados, que no controlan
esfínteres, con conductas disruptivas, etc.
Esta
diversidad requiere de una variedad de propuestas educativas y posibilidades para hacer posible su
escolarización.
En
el Uruguay estos alumnos han sido escolarizados en centros de educación especial y existen
antecedentes de alumnos escolarizados en
educación común con el apoyo de los maestros itinerantes de la escuela de
referencia.
La
tendencia actual es la incorporación del alumnado a las escuelas comunes con el apoyo y
asesoramiento brindado desde los equipos de educación especial.
Decidir
sobre el mejor lugar, va a depender de los apoyos que pueda requerir y también
de las condiciones del centro de poder
brindar una respuesta adecuada.
Según
Rivière, para que un alumno con TEA esté incluido en un centro educativo, este
le debe proporcionar:
§ Flexibilidad
§ Capacidad
de adaptación
§ Personalizar
y diversificar las estrategias educativas.
Como lo expresa Daniel Valdez , la diversidad
de caminos que sigue el desarrollo subjetivo es múltiple, muy
heterogénea y nos plantea el interrogante sobre los criterios de
escolarización que han de seguirse en
cada caso.
Por
ello es necesario situarse en una perspectiva evolutiva, teniendo en cuenta que
es un trastorno del desarrollo.
Se
hace necesario dar un enfoque contextualista o situacional, del individuo a la
situación.
“Situaciones
que son siempre singulares, inciertas, complejas, en el sentido de que están
condicionadas por múltiples factores y que exigen, no sólo herramientas
teóricas y prácticas para intervenir, sino actitudes de autonomía y compromiso
que habiliten a dialogar con la situación”. (Sanjurjo Liliana 2009)
Alicia
Sainz (1996) propone algunas medidas que debería contemplar el proyecto
curricular de un centro para la inclusión de alumnos con TEA.
- “Organizar espacios comunes, estructurados, que ofrezcan información a través de claves(visuales o auditivas) sobre la actividad social que se realiza en ellos.
- Proporcionar estímulos sociales coherentes y constantes para procurar la adquisición de normas de convivencia y predictibilidad sobre los hechos que acontecen en el centro.
- Utilizar para el aprendizaje “entornos naturales” de uso común.
- Analizar las actividades y rutinas del entorno educativo , de manera que puedan establecerse mediaciones para que la información y acciones sean significativas para los alumnos con TEA.”
Si
pensamos en el alumno, lo primero que debe primar es la comprensión, es
fundamental entender como el niño piensa y siente y como esto se traduce en su comportamiento.
El
proceso de aprendizaje se favorece cuando el alumno logra establecer un
vínculo con su maestro que le dará
seguridad y confianza.
Es
el educador quien debe penetrar en el mundo del niño y no a la inversa.
Las
dificultades en la comunicación es uno de los principales obstáculos para los docentes,
por lo que se hace necesario encontrar una forma que permita romper el
silencio: gestos, sistemas de comunicación alternativa y aumentativa, etc.
El
uso de los materiales y el tiempo que se le otorga para la realización de las
tareas es un factor a tener en cuenta.
La anticipación de las actividades a través del uso de agendas permite organizar el tiempo cronológico
y la planificación del uso de los
espacios.
El
uso de los materiales responde a variados objetivos. Son mediadores que contribuyen a la flexibilidad, a la
creación, pero a su vez favorecen la función ostensiva que son claves para el
desarrollo simbólico subjetivo.( Valdez, Daniel 2011)
Los
agrupamientos en el aula deben ser variados con instancias de trabajo
individual, en pequeños grupos y con el
grupo clase, siendo estos últimos, dispositivos de andamiaje y ayudas para aprender.
Por
la complejidad y heterogeneidad de las situaciones cada alumno requerirá de una
planificación centrada en la persona, en la que
participarán todos los actores involucrados, maestros, profesionales de
la salud, familia y el propio alumno.
La
inclusión de los alumnos con TEA en la escuela común es posible y beneficiosa
para el alumno y sus pares, pero requiere de un minucioso análisis de los
recursos humanos y físicos de cada
centro.
Si
bien, como ya se ha analizado, hay un marco normativo que regula y sustenta la
inclusión educativa de los alumnos con TEA, la realidad demuestra que
queda aún un largo camino por transitar
para que las instituciones educativas cuenten con los apoyos y los recursos necesarios para este fin.
Martha Fernández
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